lunes, 28 de diciembre de 2009

Peligros del reconocimiento; la frasesilla de esta semana

Última frasesilla del año.
Sin más preámbulo, dice así:

"El autor que ha alcanzado fama corre el mismo peligro de
verla disminuir, tanto si sigue escribiendo como si deja de hacerlo."

Samuel Johnson, escritor y crítico literario inglés.
Ser escritor y decirle al mundo (gente de alrededor) que uno/a es escritor/a no siempre es tomado con el mismo respeto, así que eso de "la fama del escritor" me deja dudando de si se trata de algo bueno o malo. ¿Fama para bien o fama para mal?

De ambas maneras como bien dice la frase puede darse vuelta o disminuir drásticamente dependiendo de lo que escribamos luego de eso que nos hizo famosos.

Para la escritura o para cualquier otro oficio y/o trabajo se piensa en las posibilidades de un futuro no diré de fama, pero sí de reconocimiento. Se busca prosperar con el trabajo que se hace, esa es la meta.

En escritura parace ser que alcanzar la fama es, sí, un reconocimiento, pero también es un reto porque todo lo que se escriba después será juzgado desde esa popularidad adquirida.

Si se sigue escribiendo, pasa eso y los lectores rápidamente notan si hubo una superación o una caída libre desde un quinto piso. Pero si no se escribe más, se corre otro riesgo: el de expandir la filosofía del "escritor de un solo best-seller". Típico.

Entonces, ¿cuál es la solución? ¿Llegar a un reconociemiento y qué? Dependerá de cada uno, dependerá de las obras. Ustedes, ¿qué camino tomarían?

Fuentes: De la frase, misfrasescelebres.com . De la imagen, Google Imágenes.

6 comentarios:

Angela Arias Molina dijo...

Claro, lo que cualquiera que escriba desea es que, tarde o temprano, las personas reconozcan su trabajo. Si no bien ser súper-mega famoso, al menos sí ser apreciado por sus escritos por algún número de personas.

Pero yo creo que aquí se regresa a la pregunta de si el escritor escribe para los lectores o para sí mismo.

Si se ha obtenido algo de fama -de la buena- entonces da miedo no dar la talla con futuras obras.

Pero creo que lo mejor sería superar ese medio, y escribir -si es que se consiguiera la fama, ¡qué sueño tan alto, por Dios!- porque se disfruta escribir. Dejar de lado el qué dirán, por el qué diré yo de mi trabajo.

Si se disfrutó haciéndolo, independientemente de si no fue tan apreciado como el texto anterior, entonces el gusto del escritor por su obra no debe ser dejado de lado por el desprecio de sus lectores.

No digo que la opinión del lector no sea importante, pero tampoco lo es más de aquella que tenga el escritor.

Además, siempre hay que recordar algo:

1. Que una obra sea "famosa" no significa que sea "buena". Bien puede ser simplemente popular, lo que las masas "quieren" y punto.

2. Y el que un escrito no sea "famoso" no significa que no sea "bueno", simplemente que no ha tenido suficiente exposición a los lectores que se merece.

¡Saludos, Ro!

Rocío dijo...

Hola ÁNGELA! :)

Te decía por Twitter...

Te cambio mi entrada por tu comentario. Resumiste mucho mejor que yo todo lo que quería decir.
Así que abrevio mi respuesta en: EXACTO.

¡Muchas gracias por comentar!

Y me dejaste con algo muy cierto: ¡al diablo con el "qué dirán"!
Al final de cuentas, la fama no es más que un producto de los demás parar vernos inalcanzables y los escritores seremos inalcanzables por locos, a lo sumo, pero no tanto por otra cosa, no? ;-)
O, al menos, no es lo que realmente buscamos.

Saludos,
Rocío.

Guillermo Lamphar dijo...

Al final del día escribes porque te gusta escribir.
Al final el desprecio mismo de tus lectores (en caso de fracasar con las sucesivas obras) te orillará a escribir. Porque si bien escribes para el lector, lo haces también para tí.
De modo que, ¿que hacer después de ser famoso?
Escribir más. Peor o mejor. Pero seguir escribiendo.

Unknown dijo...

Buena entrada y concuerdo con ello, aunque admitamos que todos deseamos por lo menos un tanto de fama, jaja los escritores somos soñadores de vocación xP. Quizá un poco de fama no haga daño, pero hay que saberla dominar y no que esta llegue a manipular y que "absorba la musa", es decir el porqué escriben.

Deberíamos tomar la fama como una luz extra para nuestra obra, pero es nuestro trabajo darle lustre y brillo propio a lo nuestro. En lo personal, mis novelas son como una parte más de mi, como digo: es el trabajo de mi "propia sangre" y mi propio esfuerzo.

Y como lo dijo Angela:

1. Que una obra sea "famosa" no significa que sea "buena". Bien puede ser simplemente popular, lo que las masas "quieren" y punto.

2. Y el que un escrito no sea "famoso" no significa que no sea "bueno", simplemente que no ha tenido suficiente exposición a los lectores que se merece.

=P Sin nada más que agregar,
Nos leemos en próximas entradas =)

Saludos,
Reimer ^^

Starbooks Library dijo...

Hoy a la tarde, por ejemplo, estaba leyendo una edición de hace dos sábados más o menos del suplemento ADN de La Nación y salió una nota central que habla sobre la novela que se acaba de editar de Nobokov. En ella se hace referencia a las dos muertes de cualquier escritor: la muerte física y la muerte intelectual. Y creo que es ésta última la que mejor encaja con la frase que dejaste porque las dos refieren al mismo fenómeno: la pérdida de ¿imaginación? ¿inspiración? ¿ideas? que hacen a un escritor lo que es; pérdida que lo lleva a ser repetitivo en su trabajo, y en especial si en su estado de lucidez fue capaz de procrear un título que lo haya catapultado a la fama, pues después de ese salto uno (imagino, claro :P) se pregunta "¿Qué sigue después?"...

Te dejo un saludo... y muchas gracias por seguirnos!!!! :)

Chule!

InvisibleGirl dijo...

sabes... creo que es desicion de cada quien, tal como tu dices, tu decides como manejar las cosas, como llevarlas... hay un fragmento de carlos ruiz zafón que me gusta mucho, ahora lo comparto:

"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio."